Tu próximo móvil Xiaomi podría recibir cinco años de actualizaciones de seguridad, frente a los tres años habituales. Una gran noticia para el usuario, a simple vista. Es una de las noticias del día: la Unión Europea se plantea imponer, a todos los móviles Android, actualizaciones obligatorias de cinco años. Más actualizaciones, más mantenimiento y más realidad ante tanta promesa.
Algo que choca frontalmente con la feroz velocidad a la que aparecen nuevas compilaciones y versiones de Android. Porque si bien una de las principales preguntas es "¿quién usa el mismo móvil cinco años después de haberlo comprado?", la verdadera duda nos surge cuando ponemos en perspectiva esos cinco años. Son una eternidad tecnológica.
Luchar contra la obsolescencia... castigando la libertad
Xiaomi es, junto a Samsung, uno de los fabricantes que más soporte ofrece (hasta tres años de actualizaciones de Android y otros tres años de garantía oficial). Pocas marcas pueden presumir de tener un portfolio tan vasto y a la vez tan organizado.
Y precisamente por esta velocidad produciendo e innovando en una desaforada carrera contra otros fabricantes que nunca levantan el pie del acelerador —y no hablamos de Apple, sino de nuevos rivales como OPPO, Realme, VIVO— da verdadero vértigo echar la vista atrás. Cinco años es mucho tiempo si pensamos en términos tecnológicos. Solo hace falta echar un ojo a Xiaomi.
Lo más avanzado de Xiaomi hace un lustro era el Xiaomi Mi Mix, un terminal de 600 euros al cambio y MIUI 8 basado en Android 6, procesador Snapdragon 821 (con una velocidad máxima de 2,34GHz) alimentado por 4GB de RAM y una cámara trasera (sí, solo una) de 16MP. La pantalla flaqueaba en resolución: LCD IPS de 6,4 pulgadas a FullHD+2.040 x 1.080.
¿Qué tenemos ahora? Solo hace falta echar un ojo al Xiaomi MIX Fold 2, con doble pantalla plegable de 8,02 pulgadas y 6,56 pulgadas (OLED a resolución 2K+ y AMOLED, respectivamente), hasta 1TB de memoria, procesador Snapdragon 8+ Gen 1, MIUI 13 basado en Android 12 y hasta cuatro cámaras coronadas por el sensor principal Sony IMX766 de 50 megapíxeles.
Cinco años de software y otros tantos de hardware
Imponer, por tanto, esta normativa implica remodelar por completo los sistemas de producción y distribución, paralizar parte de la investigación en hardware en aras de plazos mucho más laxos para que al fabricante le salgan las cuentas. Hay quien lo denomina el mito del coche cubano: compras un vehículo para toda tu vida; si falla tú mismo te encargas de repararlo. Y eso a las marcas no les compensa.
Y olvídate de hacerte con móviles ganga: si la inflación y constante subida de precios te parece poco, este modelo habría de focalizar la segunda fuente de ingresos en el abastecimiento de piezas para que retailers puedan dar soporte y reparar modelos vetustos.
Porque aquí está la segunda pata de la silla. Esta instrucción gubernamental plantea que los teléfonos móviles sean no solo más fiables desde el punto de vista del soporte, sino también más reparables, retornando a la tecnología de componentes donde puedas desmontar una batería mediante una tapa trasera y poder acceder a otros componentes mecánicos (puerto de carga, altatoces, conectores, la propia pantalla) para que los reparadores profesionales sustituyan componentes dañados con mayor facilidad.
La codificación se apura basándose en los últimos componentes del mercado. Si se ralentiza la producción también tendrán que bajar el ritmo los programadores y codificadores. ¿En qué redunda todo esto? En la muerte de las capas de personalización, en la muerte de MIUI.
Sí, también es cierto que los fabricantes tardan más en actualizar los parches de seguridad por culpa de estas capas de personalización. A cambio de una estética única y adaptada a un modelo concreto, la marca "secuestra" el último parche y lo personaliza. Y si esta medida impone que las actualizaciones cuatrimestrales deben llegar puntuales como un reloj a cada terminal Android, los fabricantes ya no tendrán margen con sus capas de personalización y, por tanto, deberán rendirse al Android puro.
¿Es Android One la solución total? No debería, ya que hablamos de una posición ventajosa para Google en detrimento de las demás compañías. Los fabricantes obtienen un rédito de estas capas, claro. Más allá de las suscripciones a servicios secundarios, los beneficios por publicidad y demás, si todos los móviles llevasen indistinguiblemente Android One estaríamos ante miles de clones idénticos. Estaríamos ante una hegemonía peligrosa.
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