Más del 75% de los españoles cocina diariamente. Menos de un 35% planifica el menú semanal. Y, pese a estar entre los cinco países con mayor esperanza de vida, se acude con demasiada frecuencia a la pizza y cocinamos bastante tarde. Más de la mitad de los españoles lo hace entre las 12:00 y las 14:00, la franja horaria de mayor "penalización" —vitrocerámica mediante—. Algo que compartimos con los hábitos de la restauración.
Con estos datos sobre la mesa, ¿cómo podemos ahorrar y mantener hábitos saludables? A los nuevos esquemas en los precios de la electricidad debemos sumar una realidad incontestable: el precio ha subido. Necesitamos un cambio. Y quizá ese cambio tenga un nombre y apellido: batch cooking.
Batch cooking: cocinar más para cocinar menos
El batch cooking propone lo siguiente: cocinar durante unas pocas horas para toda la semana. Una metodología que optimiza el gasto energético y el tiempo invertido, con el fin de sacar el máximo provecho sin dejar de comer sano.
Esta técnica nos ayudará a dar la espalda a los ultraprocesados y la fast food a favor de una elaboración casera. Y, por supuesto, nos permitirá ahorrar bastante en nuestra factura de la luz al cocinar durante el sábado o el domingo. Según la nueva tarifa regulada PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor) que acaba de entrar hoy en vigor, el término potencia pasa a ser ‘valle’ —el más bajo— durante festivos y todo el fin de semana.
Por supuesto, el batch cooking no significa elaborar 1 kilo de lentejas o pasta y congelarla para después irla combinando con atún y tomate, o carne picada y tomate y así día tras día.
Al contrario, el batch cooking propone lo siguiente: elaboramos porciones, las envasamos fechadas, las congelamos y cada mañana sacamos del congelador lo que vayamos a comer o cenar al día siguiente. La congelación, nunca a temperaturas inferiores a -18ºC y nunca cuando los platos están aún calientes, para evitar la cristalización. Y el descongelado, por cierto, siempre dentro del frigorífico, nunca a temperatura ambiente.
Organizar y planificar primero, cocinar después
¿Qué necesitamos? Cuatro elementos clave. El primero: envases herméticos para almacenar la comida estibada y sin ocupar demasiado espacio. Con ellos iremos rotando las recetas e iremos variando nuestra dieta semana a semana.
El segundo: un buen congelador —horizontal a ser posible— o hacer espacio en el frigorífico. Por supuesto, si no contamos con un congelador siempre podemos optar por un método energéticamente más eficaz: elaborar platos y envasarlos al vacío. De esta forma conservaremos la integridad de los nutrientes, siempre y cuando respetemos el control de temperatura de los alimentos. Además, evitaremos modificaciones organolépticas en algunos alimentos, preservando la buena textura y sabor de los vegetales.
Otros platos como los guisos y potajes, cremas de verduras e incluso algunos asados pueden durar entre 4 y 5 días sin sufrir deterioro, siempre y cuando se conserven a una temperatura estable entre 3 y 5ºC hasta su posterior recalentado —a más de 60º—.
El tercero: el electrodoméstico para cocinar. Y aquí es muy relevante el cómo. Tal y como indican desde OCU, las placas de inducción cocinan «mediante la generación de un campo magnético que calienta directamente el recipiente en lugar de calentar la placa», lo que redunda en un menor calor residual, consumiendo entre un 20-40% menos que una vitrocerámica tradicional.
No en vano, Xiaomi apostó por este modelo tanto en Mi Induction Cooker como en su robot más avanzado, el Mi Induction Heating Rice Cooker, con la que podemos hacer elaborar casi cualquier cosa que se nos ocurra.
Y no olvidemos el cuarto factor diferencial: la metodología. Es habitual que muchas familias realicen la "compra para toda la semana" durante los sábados por la tarde. Esta planificación supone un mínimo cambio: el mismo sábado, a primera hora de la mañana, nos dirigimos a los distintos mercados —fruterías, carnicerías, pescaderías—, hacemos acopio de todos los ingredientes necesarios para comenzar nuestra maratón cocinera y listo.
Es cierto, a nadie le apetece pasarse el sábado encerrado en la cocina tras una larga semana laboral, aunque los altavoces inteligentes hagan más llevadera la tarea. Pero el ahorro puede ser ingente: unas 5-7 horas semanales —el equivalente a la temporada completa de tu serie favorita—.
También ahorraremos dinero al comprar en cantidades superiores, nos evitaremos el estrés de las prisas y la incertidumbre ante no saber qué preparar, acudiremos a los alimentos de temporada y haremos un doble favor al medio ambiente, debido a un menor desperdicio de alimentos y a la optimización energética.
Cocinar diariamente para muchas familias es un lujo, una meta inalcanzable. El batch cooking se enfrenta a estas desigualdades a partir de una planificación fácil de asimilar. Y si bien es imposible estimar la cantidad ahorrada, ya que depende de los procedimientos y recetas elaboradas, podemos reducir en más de un 30% el gasto bruto anual. Una pequeña fortuna si sois una familia con más de 3 miembros.
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Imágenes | Unsplash (Maarten van der Heuvel), Xiaomi