Una de las mejores decisiones que he tomado en materia tecnológica en los últimos años tiene que ver con los sonidos de mi Xiaomi. No me refiero a los vídeos y demás, con esos no tengo problemas. Aunque sí que tengo algunos, pero ya los explicaré. Mi problema está en el sonido de las notificaciones y en el de las llamadas de teléfono. Se convirtieron en fuente de estrés, y silencié el móvil por completo.
Hasta tal punto lo silencié que puedo afirmar, sin mentir ni una pizca, que no sé cómo suena mi Xiaomi. Ni tan siquiera recuerdo el tono de llamadas. Ahora, al fin varios estudios sociológico contrastados sacan algo en claro de ese comportamiento. Porque si hay algo en todo esto es que no estoy solo. Son muchas las personas que silencian para siempre sus teléfonos móviles, y tienen varias cosas en común. Tenemos, de hecho.
Móviles silenciados, personalidades parejas
Si hay algo que demuestran los diferentes estudios que se han llevado a cabo sobre el tema es que silenciar el móvil no es una cuestión de hábitos. O no solamente va sobre hábitos, para ser más exactos. Según parece, que silencies el móvil dice mucho acerca de cómo manejas tus espacios personales, el uso de tu tiempo durante el día y, muy importante esto, cómo gestionas las interacciones sociales con tu alrededor.
Cuentan algunos estudios que quienes silencian sus teléfonos móviles comparten características comunes, como el alto valor que dan a su espacio personal. Esto lo afirman desde el estudio 'The Science of Personal Space: Why Need Boundaries and 5 Ways to Deal When They’re Crossed’, del profesor Michael Graziano, de la Universidad de Princeton. Básicamente, aquí de lo que se trata es de poner límites a los demás, controlar la atención que les prestamos y cómo separamos las interacciones normales de las urgencias.
Eso otorga mayor control sobre el tiempo, por ejemplo, y puedo dar fe. Desde que silencié mi móvil, y decidí exactamente qué notificaciones quiero que pasen a mi smartwatch para emitir vibraciones, valoro mucho más qué es urgente y qué puede esperar. Y lo hago con todo, incluso con los correos electrónicos. No tener que prestar atención a todo en el mundo te ayuda a filtrar mucho mejor, y es algo que no tiene precio.
El mismo estudio avisa de que las personas que silencian su móvil gestionan mejor su tiempo. Evitan interrupciones y se centran mejor en qué hacen. Aquí quizá tenga que discrepar un poco, o quizá se deba a que gestionar mejor el tiempo esté en mi “debe” en el día a día. Pero voy mejorando. Ojo, que hay más estudios, como el ‘The Mere Presence of One’s Own Smartphone Reduces Available Cognitive Capacity’ de la Universidad de Chicago. Aquí se afirma que quienes silencian sus móviles prestan más atención y se concentran mejor. Coincido.
Otro estudio afirma que silenciar el teléfono te hace más selectivo con las relaciones interpersonales, y tiendes a dedicar menos tiempo a las menos importantes para centrarte en las más cercanas. Y si hay algo en lo que estoy plenamente de acuerdo es en que el ruido influye en mi bienestar, y en que silenciar el móvil me ayuda a proteger mi espacio personal. Todo eso es lo que explican diversos estudios sobre el tema. Y estoy de acuerdo con la mayoría. Con la gran mayoría.
Imagen | Quốc Hùng Hầu en Pixabay
Vía | El Economista
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