Servidor se independizó en el año 2006. 26 años me contemplaban en aquel momento y fue cuando me enfrenté a un electrodoméstico que me era desconocido hasta aquel entonces. La lavadora. ¿Debería haber aprendido a usarla bien en los años previos? Rotundamente sí, pero no lo hice. Y desde aquel día han pasado 18 largos años en los que la lavadora ha trabajado a destajo cada semana.
Ocurre que en casa llevamos una vida relativamente tranquila, y por tanto la mayoría de la ropa se ensucia poco. La tendencia natural, y así lo aconsejan multitud de expertos, es la de usar un lavado en frío (entre 30 y 40 grados) para ahorrar energía. Eso suele ser suficiente para que la ropa salga limpia, desinfectada y oliendo bien. Sin embargo, un técnico me ha hecho ver que llevaba 18 años equivocado y que tenía que haber hecho las cosas de otra manera. Ya nunca lo olvidaré.
En mi intento por ahorrar energía la estaba liando
Como he dicho, resulta que en mi intento por tratar de ahorrar energía y, por qué no decirlo, ahorrarle estrés a la lavadora al no forzarla a calentar el agua, estaba más bien haciendo lo contrario. El técnico me explicó que lavar constantemente en rangos de temperatura fríos es malo para la lavadora, porque no tiene forma de autolimpiarse de otra manera. Si lo piensas bien, fregar los platos con agua caliente es mejor cuando tienen mucha suciedad. Pues con las lavadoras pasa igual.
Durante el proceso de lavado, la lavadora va generando pequeños residuos que no terminan de irse nunca a través del desagüe. Bien porque queden restos de detergente, que no sólo se acumulan en el cajón donde se coloca antes de lavar, porque ocurra lo mismo con el suavizante o simplemente porque se acumula suciedad en el propio tambor. Suciedad como tal, no sólo hilos o pelusas. Simple y llana suciedad.
Así que, a no ser que tu lavadora disponga de un sistema nativo de auto-limpiado, y es lo que ocurre con la mía, no lavar con agua caliente de vez en cuando es malo. De hecho, conviene tirar al alza y emplear temperaturas cercanas a los 90 grados para facilitar que la lavadora expulse el máximo de residuos y siga funcionando bien con el paso de los años.
No volveré a olvidarlo, eso lo tengo bastante claro, y me preocuparé de ir colando lavados con programas de agua caliente cada cierto tiempo. No me apetece tener que cambiar de lavadora por algo tan tonto como lavar constantemente la ropa con agua fría. A ver si ahora, por tratar de ahorrar algo de dinero como cuenta la OCU, voy a acabar dejándome un dineral en una lavadora nueva. Ni tanto, ni tan poco.
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