¿Hay algo que Xiaomi no va a fabricar? Esto es de locos. Ya tenemos mochilas, gafas de sol, menaje de cocina sin olvidar toda su flota tecnológica para el hogar, desde routers hasta proyectores. Por tener, hasta una mascota inteligente, cyberdog. Pero el último bastión de la marca parece ser uno de esos aparatos que usamos diariamente, llueva o haga sol: la almohada.
Almohada, qué bonita palabra, derivada de al-mujadda, cojín sobre el que se coloca la jadd (mejilla). Sin ella el descanso no es lo mismo. Pasamos un tercio de nuestra vida sobre ellas y probablemente compartamos más secretos y pensamientos con la almohada que con nuestros móviles. Así que Xiaomi se han propuesto darlo todo para mejorar también este territorio, mullido y suave, donde hay más ciencia y tecnología de la que imaginamos.
Almohadas Xiaomi para todos los gustos (y bolsillos)
Pero claro, cuando Xiaomi se pone a fabricarlo algo lo hace con todas las consecuencias. Actualmente no dispone de uno sino de ocho modelos distintos: desde cojines, reposacuellos para echar una siesta rápida y almohadas cervicales de viaje a partir de 49 yuanes (7 euros al cambio) hasta almohadas-masaje con motor a partir de los 299 yuanes (43 euros), compatible con Xiaomi Home, como no podría ser de otra manera.
Su modelo más vendido es, de hecho, una almohada de espuma con memoria, el clásico cojín fabricado en viscoelástica de DuPont Sorona, diseñada para evitar todo tipo de mohos, hongos que producen el mal olor y alergenos varios.
Con una altura máxima de 10cm (6,7cm en su reposacabeza) y 67º de inclinación, este modelo por 99 yuanes, 14,21 euros al cambio, cuenta con memoria molecular para volver a su forma original tras ocho horas de uso diario.
En la misma línea encontramos sus almohadones de látex, fabricadas íntegramente en látex natural y con una densidad de 65D (65kg/m3). Pese a su dureza esta almohada "reconoce e interpreta" el peso y forma de cada cráneo, con el fin de adaptarse. Ser capaz de soportar tanta presión la convierte en una candidata idónea para quienes sufren problemas cervicales.
Todas las almohadas que fabrica Xiaomi parten de dos tecnologías clave: la tecnología Polygiene, por un lado, que recubre los tejidos con una fina capa de sal de plata para evitar que proliferen las bacterias sin a cambio comprometer la ventilación y su comportamiento térmico. Esta tecnología no pierde su grado antibacteriano AAA tras del lavado.
Pero quizá una de sus particularidades más notorias resida en que estas almohadas están 100% fabricadas a partir de materias primas de origen vegetal —fibras Cleancool, sin tintas químicas, para ser exactos—, de manera que están especialmente recomendadas para prevenir reacciones alérgicas.
La gran pregunta que nos surge vuelve a ser la misma: ¿hay algo que Xiaomi no acabará produciendo en un futuro próximo, sabiendo que hay hasta coches eléctricos en camino?