Dicen que una batería bien cuidada tiene un ciclo de vida de unos 5 años, aunque pasados los 2 primeros su capacidad de carga suele recudirse al 80%. Valores que no dicen mucho, ya que dependen de nuestros hábitos de uso.
La batería del teléfono móvil es uno de los componentes clave, ya que sin ella tu smartphone, simple y llanamente, no funcionará. Por eso es tan importante que conserve una buena salud. Cuando la batería empieza a fallar suele ser un claro indicativo de que toca cambiar de móvil, de que hay que buscar una alternativa. Pero en nuestro día a día incurrimos en costumbres, en malos hábitos, que son fáciles de evitar y a cambio ganaremos horas extra de uso.
A continuación resumimos en cinco puntos los hábitos más perniciosos y extendidos y las razones por las que es tan necesario evitarlos.
Evita el calor extremo y la exposición al sol
La sobreexposición al calor es muy peligrosa. Todos los móviles han sido construido para disipar una cantidad de calor, pero si el teléfono está cerca de una fuente de calor, ya sea un calefactor o recibiendo frontalmente rayos de sol, no podrá funcionar correctamente.
Esto también significa que en momentos de calor extremo es recomendable no usar aplicaciones que demanden mucha carga energética, como juegos o aplicaciones pesadas. Notarás que las páginas empiezan a cargar con mayor latencia y la batería se agota más rápido de lo normal.
La razón es evidente: el sistema intenta compensar el exceso de calor invirtiendo energía extra en disipar y regular la temperatura. Sin embargo, la batería se deteriorará más rápido debido al estrés al que está sometida.
Nunca lo dejes enchufado más allá del 90%
Lo que nos lleva a este segundo punto: no necesitas que tu móvil llegue al 100% de carga. Sí, es bonito ver ese número en la barra de tareas pero si lo usas mientras lo mantienes conectado para que siga eternamente mostrando ese 100% —algo habitual entre quienes trabajan en remoto— tendrás un problema. Y más si usas tu móvil mientras, recurriendo a la pantalla siempre activa.
La razón es obvia: la batería baja al 99%, después vuelve a activarse la carga y vuelve a subir al 100%. Y así, constantemente: un ciclo que se repite y que oxida muy rápido la batería. Si hacemos esto el límite de carga disminuirá y parecerá que unos 5000mAh son en realidad 4500mAh.
Si aún necesitas seguir cargándolo, un buen truco puede ser hacer uso de una powerbank. Muchas de ellas entregan un voltaje inferior al de un cargador enchufado directamente a la corriente y de esta forma evitarás sobrecalentamientos.
Si bien el sistema operativo Android se responsabiliza de bloquear el paso de energía y reconoce tanto el amperaje como la necesidad de carga suficiente para llegar al 100%, forzar estas dinámicas siempre son perniciosas a largo plazo.
No esperes a que el móvil se apague
Las baterías sufren estrés oxidativo con cada ciclo de carga. Así que tan malo es el exceso como la deuda. Comenzar un ciclo desde cero solo empeora y acorta la vida útil de la batería de tu móvil.
Todavía está muy extendido el mito de que hay que descargar por completo un producto en su primer uso —algo que incluso recomendaban los fabricantes en sus manuales de uso—. Esta herramienta en realidad servía para medir el rendimiento de un ciclo completo. Por suerte, esos relojes internos han sido probados y testeados y no requieren que seas tú quien mida los límites de la batería.
Mantener el teléfono cargado entre el 20-25% por abajo y hasta el 80-85% por arriba fomentará que la batería se mantenga más sana, sin provocar desbordamientos que deterioren las paredes de todas esas cientos de celdillas que conforman la batería de tu móvil. La calidad de una batería está directamente determinada por su capacidad para acumular y retener energía.
No uses cables (ni cargadores) de mala calidad
Tanto el punto de conexión (puerto) como el cable de carga deben estar en óptimas condiciones. Aquí es crucial hacer caso a las recomendaciones de uso que sugieren no usar cables de mala calidad adquiridos en cualquier parte. Tampoco se debería mezclar cargadores de fabricantes sin atender a sus capacidades de carga.
Y mucho menos comprar cables y enchufes de terceros que, porque son muy baratos, nos resolverán la necesidad de carga en un momento de urgencia. Más importante aún es evitar usar cables deteriorados, con roturas en sus conexiones, ya que pueden provocar un cortocircuito.
La sugerencia habitual es usar siempre el cargador y cable que adjunta el fabricante dentro de la caja. El modelo oficial ha sido probado en infinidad de escenarios y será el que menos problemas pueda provocar en el futuro. Y esto también aplica a los sistemas de carga inalámbrica y carga inalámbrica inversa, no lo olvides.
Por suerte, Xiaomi siempre acostumbra a incluir un cargador —siempre compatible con la versión más alta de sus sistemas de carga rápida—. Pocas empresas con una apuesta tan firme por incluir cargadores propios para evitar que el usuario tenga que buscar una solución alternativa en otra parte.
Mantén el móvil limpio de virus
Por muy buen uso que hagas de tu móvil, si un ransomware está drenando su rendimiento porque está usando su potencia de cálculo para minar datos, la batería se agotará mucho más rápido de lo esperable. Como un gusano que se ha colado en la manzana, este es un error poco común que, si sucede en tu terminal, notarás al instante. Las conexiones irán más lentas, el sistema se sobrecalentará y no podrás detectar cuál es la raíz del problema.
Es por ello que siempre recomiendan mantener las aplicaciones actualizadas y el equipo limpio de aplicaciones extrañas no validadas por las tiendas oficiales. No olvidemos que los teléfonos equipados con la capa de personalización MIUI cuentan con su propio antivirus que incluso podemos cambiar y actualizar manualmente. Un revulsivo perfecto para aprovechar y pasarle una limpieza de vez en cuando a tu móvil.