Tengo un iPod de 160GB, un modelo en gris "meteorito". Y lo amo. Sí, todavía estás leyendo Mundo Xiaomi, pero Apple lo hizo realmente bien con aquellos cacharros. Está lleno de picazos y el botón de bloqueo ya le falla a cada poco. Pero lo conservo con absoluto cariño y cada cierto tiempo cargo su escasa batería para volver a esa "experiencia analógica" de escuchar música sin necesidad de WiFi ni emparejamiento Bluetooth.
Pero necesitaba un relevo. Y esto mismo he hecho con uno de los primeros Xiaomi que tuve, un humilde Redmi 5. No posee un DAC que convierta los archivos en sonido de ángeles, pero me vale y sacia el hambre melómana gracias a su ranura para insertar una microSD llena hasta arriba de discografías. Eso sí, hay algo de truco, como vas a podrás comprobar.
Un formateo y a empezar de nuevo
La mayoría de gadgets pueden y merecen tener una segunda vida. No es una filosofía, es una evidencia que además combate la obsolescencia. Si tienes un Xiaomi o Redmi antiguo tú también tienes la posibilidad de convertirlo en un reproductor MP3 de primera. Y más allá de transferir la información, también puedes convertirlo en una cámara de seguridad o incluso revenderlo a un coleccionista. Ni se te ocurra tirarlo o dejarlo enterrado en un cajón.
Por mi parte, lo primero que hice fue comprobar qué tal andaba de batería. Los Redmi destacan por ser terminales con batería generosa y un genial equilibrio en rendimiento gracias a su potencia inferior. Un procesador potente drenaría la batería y lo que aquí necesitamos es algo ligero, portable, de pantalla contenida. Y el Redmi 5 es un candidato idóneo
El segundo paso, como imaginarás, fue restaurarlo de fábrica. También puedes hacer un hard reset, pero la restauración es suficiente. Si bien muchos terminales cuentan con una ruta diferente, los pasos a seguir habitualmente son:
- Entra en los 'Ajustes' del móvil.
- Toca en la primera opción, habitualmente denominada 'Sobre el teléfono'.
- Ahora baja hasta 'Restablecimiento de fábrica'.
- Elige la opción 'Eliminar todos los datos'. Otras veces, dependiendo de la versión de MIUI, habrá que borrar los archivos desde el apartado 'Cuentas'.
Qué tarjeta de memoria elegir
Y ahora, con el formateo realizado, ya solo queda volver a conectarse a la red inalámbrica por Wifi, iniciar sesión en Google y entrar a Google Play para descargar e instalar algunas aplicaciones. Yo quería un móvil con mínimo acceso a internet, solo para momentos puntuales. ¿Cómo complementarlo? Con una tarjeta de memoria externa.
El Redmi 5 acepta tarjetas microSD de hasta 1TB, pero ni he probado esta opción ni he encontrado una de tanto almacenamiento. He optado, en cambio, por una microSD de 512GB que ya tenía comprada a precio de risa.
Hoy día es muy fácil encontrar tarjetas externas de este tipo por pecios irrisorios. Personalmente recomiendo tarjetas microSD de clase 3 (es decir UHS-I U3), ya que garantizan una velocidad mínima de 30 MB/s, estables y fiables, aunque ni siquiera es necesaria tanta velocidad cuando se trata de archivos de audio de peso ligero.
Si quieres encontrar algún modelo económico y fiable, el mejor termómetro lo miden las ventas de Amazon. La archiconocida SanDisk Ultra microSDXC con adaptador SD es una opción segura. También puede recomendarse el modelo 'Extreme', de tipo A2, pero en estas cuestiones ni siquiera aprovecharemos al máximo su velocidad, acaso en la transferencia de archivos desde el ordenador a la tarjeta, donde sí apreciarás un ratio de velocidad en lectura/escritura mucho mayor.
Las aplicaciones musicales, a la carta
Con una tarjeta de generoso espacio y un terminal completamente limpio de bloatware, ya es hora de elegir los reproductores musicales. Aquí, como suele decirse, el cielo es el límite. Así que vamos a dividirlo en reproductores por un lado, y las apps de streaming por otro.
Mi idea original era convertir el Redmi 5 en un dispositivo "multireproductor", es decir, un medio desde el que poder reproducir desde un MP3 a 129kbps hasta el FLAC de un rippeo personal de un CD o incluso ese archivo en formato DSD o WAV a 24 bits que se resiste. Estas son las aplicaciones que he usado:
- Mi Music: un clásico que lleva con Xiaomi desde el principio, que cuenta con su propio ecualizador y se integra de manera óptima con MIUI.
- VLC for Android: cita obligada para reproducir archivos en formatos más inusuales, como OGG, APE y demás sucedáneos.
- PowerAmp: otro magnífico reproductor de música que se lleva bien con WAV, FLAC, AIFF, ALAC y demás formatos de audio sin pérdidas.
- AIMP: y lo mismo podríamos decir de este invento de Artem Izmaylov, cuya interfaz simple y buen rendimiento la convierten en una de las opciones imprescindibles. Mucho ojo a su ecualizador de 20 bandas.
- Pulsar Music Player: la última opción es casi la mejor, ya que facilita la gestión de metadatos y etiquetados, inserción de carátulas, letras y, además, ahora se integra con Chromecast, por si nos hiciese falta.
Con todas ellas ya tendremos el "motor" para reproducir música de distintas fuentes sin dejar nada de lado. Pero, ¿y si quieres escuchar una playlist de un servicio de streaming que estés pagando?
Aquí la oferta también es amplia pero está acotada por la "edad" del móvil y la calidad del servicio. Yo he optado por estas opciones que rinden en terminales con cierta solera:
- Qobuz: uno de los peajes indispensables de todo melómano que quiera escuchar música digital sin compresión. Tus auriculares te lo agradecerán. HiBy o Tidal también serían magníficas alternativas.
- Spotify: varios millones de canciones pero nada en Hi-Res. La calidad de streaming de Spotify es inversamente proporcional al gigantesco ecosistema de podcasts y playlists. No puedo prescindir de ella. Deezer o Apple Music también serían buenas alternativas, con catálogos igual de vastos.
- Amazon Music: hace algún tiempo regalaron 5GB de almacenamiento que aproveché para almacenar mis propias composiciones y discos que nunca encontraba en los servicios de streaming. Esta aplicación ha ido creciendo y por el mismo coste (99 euros al año) suma más archivos en calidad HD que ninguna otra, integrando opciones para gestionar la librería interna y, en suma, cumple con nota en todos los apartados —aunque no permite, por ejemplo, editar la portada de las playlists— pese algunos bugs puntuales.
Todas ellas cuentan con la opción de descargar música para escuchar cuando estés sin red ni datos, enteramente offline. Ahora, si me disculpan, voy a ponerme los cascos —cableados, por supuesto— y seguir disfrutando de lo nuevo de Wilderun. Porque la tecnología antigua no está reñida con la música actual.
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