Lo hemos estado haciendo mal: así se refresca correctamente la casa con ventiladores y sin aire acondicionado

Estamos viviendo una ola de calor tras otra, como si fuésemos el soldado Cage despertando una y otra vez sobre los petates y siendo avisado de la necesidad de incorporarse al frente. Para combatirlas sólo podemos hacer dos cosas: resignación o emprender la búsqueda del frescor. Y esta búsqueda se puede lograr con piscinas y playas, con aires acondicionados que trabajan sin descanso o, ojo con esto, únicamente con ventiladores.

En efecto. Sin echar mano del aire acondicionado podemos refrescar nuestra casa o nuestro piso, a no ser que vivamos en una habitación de 20 metros sin solución. Basta con que nuestra vivienda tenga dos esquinas suficientemente separadas, dos habitaciones, y un par de ventiladores para poner en juego a nuestra querida amiga, la ciencia. Veamos cómo se puede hacer.

Usar ventiladores es menos efectivo que el aire acondicionado, pero mucho más barato

Es cierto que para maximizar la eficiencia de los ventiladores existen diversos trucos echando manos de distintos accesorios. Podemos usar una botella de plástico perforada a modo de trucazo casero, podemos colocar cerca del ventilador un humidificador de aire que aporte vapor de agua, o podemos hacer lo que os vamos a contar a continuación. Para el siguiente truco vamos a necesitar un par de ventiladores y localizar la habitación de la casa más alejada del sol.

Los ventiladores funcionan de una forma curiosa. No nos refrescan per se sino que retiran de nuestro cuerpo la capa de aire más pegada a la piel para que otra capa de aire la sustituya, y entonces nosotros la calentemos y volvamos a empezar. Pero si el aire que proyecta el ventilador es más fresco de lo normal, muchísimo mejor. Y para eso vamos a usar un par de ventiladores para crear una corriente de aire en nuestra casa.

La naturaleza lleva haciéndolo miles de millones de años así que, ¿por qué no aprovechar la dinámica del aire en nuestro favor? Crear una corriente de aire es más fácil de lo que parece y necesitamos dos ventiladores. Uno se coloca en la habitación más fresca de la casa, a ser posible que esté comunicada con el sitio en el que vamos a estar. Por ejemplo, con un pasillo. O de forma directa, si nuestra casa tiene un diseño más diáfano.

Este primer ventilador se coloca en la habitación fresca y se enciende apuntando fijo hacia la salida de la habitación. Hacednos caso, debe estar fijo. Así extraemos el aire más fresco de la casa de esta habitación y lo enviamos al pasillo, al salón o a donde quiera que conduzca la habitación. Da igual que sea un cuarto, una salita, una cocina o un cuarto de baño. Es es lo de menos. Debe ser el más fresco.

A continuación, colocamos otro ventilador separado del primero ya en la habitación que queramos enfriar. Éste sí lo podemos poner a girar, pues lo que hará será recoger el aire del primer ventilador y distribuirlo por la habitación en la que estamos. Así conseguimos que se cree una corriente de aire y que entre los dos ventiladores el aire más fresco se traslade de una punta a otra de la casa. El aire de nuestra habitación se seguirá calentando, eso es inevitable, pero el de la habitación de origen seguirá refrescándose y viajando por toda la casa.

Y así, queridos lectores, es como podemos crear una corriente de aire dentro de nuestra propia casa. ¿Los ventiladores empujan sólo el aire de su alrededor pero no lo enfrían? Cierto. Pero si les inyectamos aire más fresco, será mejor que poner los ventiladores por separado y que pierdan eficiencia. Una corriente de aire, una cadena de ventiladores, menor gasto de energía que el de un aire acondicionado. Porque quizá no lo tenemos, o no lo queremos tener encendido tanto tiempo. Probadlo.

Imagen de portada | Creada con MidJourney

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