Estamos asistiendo a una revolución silenciosa, o quizá no tanto, que está llegando también a bordo de los teléfonos móviles. Hablamos de la conocida como inteligencia artificial, o machine learning, que nos permite programar algoritmos altamente complejos que resuelven problemas para los que, hasta hace muy poco, hacían falta muchos más ciclos de computación y muchísima más potencia.
Así, la inteligencia artificial se ha ido colando en la sociedad tecnológica a bordo de los asistentes de voz, como el OpenAI de Xiaomi, que son los más llamativos. Pero también en otros aspectos en los que su trabajo se agradece pero se publicita menos. Como el de la fotografía. Porque tu teléfono tiene un sistema de inteligencia artificial para que tus fotografías sean mejores de lo que eran antes de su llegada. Aunque no sepas que está ahí.
Tu Xiaomi sabe que fotografías seres humanos
Mientras que sostienes tu teléfono en posición horizontal o vertical, con la aplicación de cámara de tu Xiaomi abierta, tu misión es la de elegir qué encuadre es el que quieres para tu fotografía. La función de la inteligencia artificial de tu teléfono es diferente, aunque complementaria. Tu Xiaomi va reconociendo objetos pero, sobre todo, rostros en base a su programación. Es capaz de discernir qué es un ser humano, qué es un perro o qué es una papelera. Es Cyberfocus.
¿Para qué sirve esto? Principalmente, para mejorar el enfoque a la hora de que aprietes el botón de capturar la fotografía. Que un abrigo, un local comercial o un banco del parque salga un poco peor enfocado es un problema menor. Pero es clave que los rostros sí lo estén. Así que la IA de tu teléfono va constantemente ajustando el enfoque para que, cuando dispares, se enfoquen los rostros con la mayor precisión posible. Los que estén en la zona que quieras fotografiar, claro. En algunos casos, la IA incluso puede tomar algunas fotografías antes y algunas después para tratar de evitar, por ejemplo, que algunas personas salgan pestañeando.
Los colores de tu fotografía ahora son mejores
Cada fabricante tiene aquí su pequeña receta para construir una fotografía perfecta. Algunos prefieren que los colores sean más planos, más naturales, otros fabricantes optan por mejorar el contraste, otros elevan el azul de los cielos. Cada fabricante, su receta. Y ese control sobre los diferentes niveles de cada aspecto de la fotografía está manejado por la inteligencia artificial que subyace tras la aplicación de cámara de tu móvil. En muchos casos con funciones extra como el HDR, también controlado por la IA.
Cada vez que mueves el teléfono, aunque sea un milímetro, para apuntar hacia una nueva zona, el software de tu teléfono evalúa cada aspecto que aparece en el encuadre. El fondo, el color del cielo, la luz que recibe (hola, modo nocturno), los objetos que aparecen en la fotografía. E incluso la hora del día. Y lo combina todo de forma que obtenga, siempre que sea posible, la mejor fotografía que sea capaz de tomar en ese momento. A veces lo hace de forma automática, a veces hay que tocar el botón AI de la interfaz. Pero es para eso. Para que la fotografía sea lo mejor posible sin que tengas que hacer nada.
El modo retrato está pensado por una inteligencia artificial
Las lentes tienen algo que se llama profundidad de campo, y que básicamente consiste en que cuando tocas en la pantalla para enfocar algo, lo que está más cerca y más lejos tiende a desenfocarse progresivamente. A más distancia, más desenfoque. Esto se hizo aún más patente cuando llegaron a los móviles las dobles lentes. Dos cámaras trabajando entre sí con una leyendo el primer plano y la otra el fondo. Así se podía generar un desenfoque artificial, más pronunciado que el nativo de la lente. Efectivamente, el 'modo retrato'.
Pues este modo retrato está manejado también por una inteligencia artificial, la de la cámara de tu móvil. Es esta inteligencia la que procesa cada píxel y decide cuál está más cerca y cuál más lejos, de forma que luego, en post-producción, le aplica a cada uno el nivel de desenfoque necesario para producir una fotografía que parece estar sacada con una cámara profesional. Como hemos dicho, eso también es de la IA.
Las fotografías se toman mal y tu Xiaomi las arregla
Las lentes de los teléfonos móviles, también las de los teléfonos Xiaomi, tienen diferentes curvaturas en función del tipo de lente que sean. Las grandes angulares, por ejemplo, son de las que más curvatura tienen del mundo móvil (toda vez que por ahora no tenemos ojos de pez instalados), y eso hace que las fotografías se tomen deformadas. La imagen se distorsiona más y más conforme los píxeles se acercan a los bordes de la fotografía.
Para solucionar eso, tu móvil Xiaomi corrige la distorsión de la lente en base a los algoritmos de inteligencia artificial que tiene a su disposición. Es tu Xiaomi el que se encarga de que el efecto curvado sea suave, dejándote ver que la fotografía está tomada con un gran angular pero ofreciendo una imagen que luego puedas usar y guardar. La IA de tu teléfono también corrige las posibles aberraciones de color de los bordes de estas fotografías, y las que provocan los haces de luz.
Tal vez seas guapo, pero tu Xiaomi intenta que lo seas aún más
Otra función que está incluida en no pocos modelos Xiaomi es el conocido como 'modo belleza'. Se trata de un modo que tira y mucho de la inteligencia artificial para aplicar, en tiempo real, diferentes ajustes sobre tu rostro para hacerlo más atractivo. Más estilizado. Y nada de verlos aplicados una vez tomas la fotografía, los puedes ver cambiar si los vas alterando en la propia pantalla de tu teléfono.
Estos ajustes, como afilar la mandíbula, agrandar los ojos, resaltar el color de tus labios y tus mejillas o incluso colorear tu pelo, los lleva a cabo una inteligencia artificial. Un elemento más de la cámara de tu teléfono que es más inteligente de lo que tú crees.
Por último, y no por ello menos importante, está el procesado
No es menos importante el hecho de que la inteligencia artificial está también a cargo de producir archivos fotográficos con la información que recibe de las lentes. Lo que se conoce como el procesado. La información entra en bruto desde los sensores, pasa por el procesador, por el co-procesador fotográfico y pasa finalmente al software de tu cámara, que es el que se encarga de que, por el otro extremo de la cañería, salga un archivo JPG, o un archivo RAW. Dependiendo de qué hayas configurado.
La inteligencia artificial se encarga de que este proceso sea lo más veloz y eficiente posible. De que la captura de la fotografía no se demore encontrando caminos más rápidos que acorten los procesos, y que se use el mínimo imprescindible de recursos de tu teléfono. Así el procesador trabaja menos y se consume menos energía. Estos procesos, desde hace tiempo, también corren a cargo de las inteligencias artificiales.
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