Nunca vimos a Lei Jun tan emocionado: las claves del discurso del CEO de Xiaomi en su #MegaEvento

Ha sido histórico. Xiaomi ha culminado su “megaevento”, tras más de seis horas presentando cambios, desde la propia identidad de la marca a través de un logo más redondeado hasta los nuevos Mi Mix Fold o ese portentoso laptop con certificación Intel EVO.

Pero hay un mensaje, un titular, que nos ha llamado especialmente la atención. “Este es el último gran proyecto empresarial en mi vida”, culminaba Lei Jun, CEO de Xiaomi, a propósito de la apuesta en firme por parte Xiaomi en el mundo de los vehículos eléctricos. ¿Por qué una persona tan ambiciosa, adicta al trabajo e inspirado por las grandes mentes, usó un tono tan personal, entre lo apocado y lo excéntrico?

Más que una cultura de negocio, una filosofía

“Solo mediante la transformación continua y la renovación continua podemos ganar una vida más interesante”. Este fue uno de los mottos que se dejaron caer durante toda la presentación. Un evento que saltaba del tono corporativo a las galanterías propias de un haiku, amplificando poco a poco fue hacia lo emocional y lo personal.

Cuando su figura se hizo viral por aquel “Are you ok?”, Lei Jun no entendía —aunque celebraba— que se tomaran con tanto humor un simple comentario. Cuesta entender que una figura como la suya salvaguarde tras de sí a una persona humilde, alguien que responde “tengo que seguir trabajando” a los halagos y que regala su bono por acciones a la caridad. Y que utiliza todos y cada uno de los productos que comercializa su empresa.

Y ahora, a por los coches eléctricos. Con un futuro tan prometedor, con el decimoprimer aniversario a la vuelta de la esquina (6 de abril), releemos los más de 30 minutos de discurso para entender las claves de este movimiento.

Una vida de éxitos, tres grandes transformaciones

El repaso a su carrera comenzó con el relato de una amistad, la suya con el periodista Xu Zhiyuan. Ambos estudiaron Ciencias de la Computación (en la Universidad de Wuhan); sin embargo, Xu optó por otro camino: el periodismo. En este momento, Lei Jun aprovechó para reflexionar sobre su posición en la industria y cómo ha llegado hasta donde está. La conclusión preliminar: a través de tres grandes transformaciones.

La primera transformación llegó con 28 años. Lei Jun trabajaba desarrollando sus propios programas y en 1998, Qiu Bojun, conocido por su rol como presidente en Kingsoft, propuso a Lei Jun como director ejecutivo. Rechazó, renunciando así a una de las oportunidades clave de su vida, un trabajo muy bien remunerado en una empresa bien asentada.

Poco después se produjo la catarsis: el disco duro externo de su ordenador terminó borrado por completo. Tras un formateo accidental, ese disco, en el que estaban guardados los programas de toda una vida, se evaporó. De la noche a la mañana se encontró con un fuerte bloqueo creativo que, en vez de atenazarle, le llevó al primer gran cambio: aprender administración, marketing, ventas y finanzas, y probar suerte en este nuevo camino.

La segunda transformación se produjo en el año 2007: como business angel a tiempo completo contribuyó a que Joyo, esa especie de Amazon China fundada en el año 2000, se erigiese como la web de comercio más grande del país. Pero el salto internacional requiere de una importante cartera de inversores. Un fondo que no llegó. Como no lograron recaudar suficiente dinero decidieron vendérsela a Amazon.

Lei Jun se tomó una pausa en el relato que recordar que, hasta el día de hoy, cada vez que alguien le pregunta si se arrepiente de la venta suele responder con un categórico “sí”. “Pocas personas realmente comprenden el dolor de vender su propia empresa” sentenció, entre lágrimas, mientras pasó al siguiente punto.

Su tercera transformación fue en el año 2016, cuando las ventas de smartphones cayeron drásticamente —salvo en India—. O, más bien, tocaron techo y se estancaron. Fue entonces cuando Lei Jun se puso al frente. Por entonces, recuerda, salía de trabajar a las doce de la noche, día tras día. Responsable de la administración del departamento de I+D, este equipo pasó de contar con unos cientos de personas a, según sus propias declaraciones, más de 10.000 personas, con la intención de sumar otras 5.000.

Y ahí comienza el momento clave del discurso:

«Creo que debemos ser muy claros sobre nuestra capacidad hoy, y también debemos ser muy claros sobre la brecha entre nosotros y estos gigantes mundiales. Pero creo firmemente que no hay nada que no podamos aprender y no hay nada que no podamos hacer. Siempre que estemos dispuestos a hacerlo con diligencia, podremos hacerlo».

Xiaomi, tercer fabricante mundial de smartphones, rentable y solvente pese a esa regla de hierro de nunca obtener más del 5% del beneficio neto, ya nada en aguas internacionales enfrentando de tú a tú a esos nombres que nunca han temido mencionar en sus conferencias —Apple fundamentalmente, respetando siempre, en una especie de pacto de caballeros, a sus homólogos chinos—. ¿Y qué falta? Un nuevo cambio.

Coches eléctricos para todos

“¡Estoy dispuesto a apostar por toda la reputación de mi vida, liderar personalmente el equipo y luchar por Xiaomi!”. Pueden sonar banales y ampulosas, pero solo hace falta conocer la trayectoria de Lei Jun, fundador de una empresa que ha pasado de 13 empleados a 31.000 en menos de once años, para entender el vértigo que puede producir un cambio semejante.

Fabricar vehículos eléctricos económicos es una máxima para Xiaomi en tanto, como empresa, siempre se han jactado de existir para satisfacer las demandas de los usuarios y ofrecerles exactamente lo que piden. Y un EV es lo que los mi fans llevan años pidiendo. Un deseo que encaja con el propio de Lei Jun: “en los últimos siete u ocho años también he invertido en casi diez empresas de la industria de vehículos eléctricos”.

Una de ellas era Weilai Automobile, liderada por Li Bin, quien ya en 2018 le dijo que estaba dispuesto a gastar 150 millones de dólares para construir un coche inteligente. Pero no fue hasta el 15 de enero de 2021 cuando la Junta Directiva dio luz verde a estudiar la posibilidad. Una opción que, a priori, asustó al CEO de la marca. Si todo lo que son se lo deben al mercado del smartphone, ¿para qué meterse en fregados ajenos? ¿Y si este proyecto resulta en un batacazo histórico? ¿Y si ya es demasiado tarde para embarcarse en esta carrera?

“El árbol quiere estar tranquilo pero el viento sigue”, resumía, Lei. Si ha de ser así, que así sea, pero lo harán siguiendo la misma filosofía de siempre: trabajando duro y creyendo en el resultado. ¿De qué otra manera se hubiesen gastado 2 millones de dólares en renovar su imagen corporativa?

Alternando entre anécdotas personales y salpicando de datos oficiales —los "más de 200 veteranos de la industria automotriz con quienes mantuvieron comunicaciones en profundidad, los 4 seminarios de gestión interna y 2 reuniones formales de la junta"—, Lei Jun dejó claro que el logo de Xiaomi más pronto que tarde lucirá en la parrilla de miles de vehículos, coches eléctricos económicos que llegarán gracias a esa inversión y apuesta por un plazo de diez años. ¿El objetivo? Que todos podamos viajar en ellos, claro.

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