No soy capaz de recordar en qué momento entraron los microondas en el mercado, pero sí sé que en mi casa había uno desde que yo era bastante pequeño. A mis 44 años, eso supone que llevo en contacto con los microondas (probablemente) más de tres décadas. Y sin embargo, no me había enterado hasta ahora de que no los comprendía por completo. No los estaba usando bien.
Nos acostumbramos a que los microondas tienen los modos bien dibujados en botones dedicados, a manejar la potencia (que pocos tocan) y a controlar los tiempos. Metes la comida, enciendes, la comida sale caliente. Pero no todo es tan fácil como parece. Hasta los microondas tienen trucos y ojalá alguien me hubiera explicado bien todo esto para no llevar tanto tiempo haciendo las cosas mal.
Hay que cortar los alimentos en trozos iguales
O, al menos, en los trozos más iguales que puedas. Tampoco hace falta ser estricto en esto hasta la extenuación. Pero lo cierto es que, según me han enseñado, las piezas de igual tamaño se cocinan de una forma más homogénea. Eso evitará que, al sacarlas de tu microondas, haya piezas más calientes y piezas más frías.
Y si de lo que hablamos es de pescado fileteado, o de carne en el mismo formato, puede ayudar doblarlas e incluso enrollarlas. Así todo se calienta a la vez y de una manera más rápida. Sin duda, un consejo que ojalá haber sabido hace muchos años, me habría ahorrado devolver muchas veces la comida al microondas con un “esto está frío”.
Extiende la comida por el plato todo lo que puedas
La teoría es la misma que la que aplica a los alimentos troceados. Dado que la comida se calienta de fuera hacia dentro (siempre creí que era al revés), acumular la comida en el centro del plato puede provocar que la que esté más al borde se caliente mucho mientras que el centro quede frío. Si distribuyes los alimentos por el plato y los separas unos de otros, mejor que mejor.
Si te sirve, puedes optar por platos más grandes en lugar de platos pequeños, aunque tengas poca comida que calentar. Eso siempre te va a ayudar. Y si hablamos de cuencos o bowls, cuanto menos profundos sean, mejor.
Siempre que puedas, separa los alimentos
Otro gran consejo que, aunque parezca el mismo, no tiene que ver con lo de extender los alimentos por el plato sino con separarlos de verdad. Un plato para cada cosa. Cuando calentamos sobras, o hacemos distintas combinaciones de alimentos y las llevamos al microondas, estamos introduciendo comidas que se calientan a diferente velocidad.
Ya sea porque algunas sean más densas, porque tengan más grasas o por los almidones en el caso de las verduras, cada tipo de comida se calienta a un ritmo diferente y te puede ocurrir lo que me ha ocurrido a mí toda la vida. Que las patatas están calientes pero la carne está fría, y todo siempre así. Y también pasa con los líquidos, ojo. Calentar un vaso de agua y otro de café al mismo tiempo es algo a evitar. O al calentar sopas. Si son diferentes, calienta una cada vez.
No uses siempre el nivel máximo de potencia
De nuevo, algo que me hubiera gustado saber hace mucho tiempo. La razón es que la potencia máxima provoca habitualmente que el agua de los alimentos se evapore, y que todo se seque más de la cuenta. Algunos alimentos, si lo que estás haciendo es cocinar y no sólo calentar, pueden llegar incluso a quemarse por algunas zonas durante el proceso. Me han recomendado usar la potencia máxima sólo para hervir.
Esto no lo vi venir. Hay que remover la comida
Llevo toda mi vida metiendo el plato en el microondas, dándole a calentar y olvidándome de él hasta que pita. Pero no, hay que remover para, de nuevo, garantizar que la temperatura se reparta y que todo se caliente de forma homogénea. Si pones algo a calentar durante cuatro minutos, abre la puerta del microondas a los dos minutos, remueve la comida, vuelve a cerrar la puerta y reactiva el calentamiento.
Y si estás calentando alimentos de diferentes tipos, no es mala idea tampoco abrir la puerta cuando toque para sacar lo que ya esté caliente. Lo reconozco, a veces utilizo el microondas para descongelar pan al mismo tiempo que caliento la comida (ahora lo hago con la freidora de aire). Apoyo la pieza de pan sobre la tapa que cubre el plato y pulso el botón y me olvido. Pues no. Si el pan está ya descongelado y puedes sacarlo antes, sácalo.
Y por último, y no por ello menos importante, el reposo
Reconozco que jamás se me habría ocurrido hace esto con un microondas, igual que también evito hacerlo en la freidora de aire o en el horno que vive bajo mi vitrocerámica. Cuando el microondas pita avisando de que ha acabado, yo abro la puerta inmediatamente y saco la comida. Resulta que lo he estado haciendo mal, porque no le doy tiempo al calor a distribuirse adecuadamente y por eso, de nuevo, no se calienta igual por todas partes.
Ocurre que mantener la comida dentro del microondas uno o dos minutos tras haber terminado el programa ayuda a que el centro de los alimentos, principalmente, reciba el calor necesario para que el alimento se equilibre. Así que voy a empezar a hacerlo desde hoy. Si la cena se calienta en tres minutos, ahora van a ser cinco.
Vía | NYT
Imagenes | Lars Beulke | OMS | Leoneil Maranan
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